El estoicismo es una corriente filosófica antigua (greco-romana) que se fundó en Grecia y se desarrolló posteriormente en Roma. Esta escuela influyó en la filosofía occidental y ha sido estudiado y revisado por filósofos y pensadores a lo largo de los siglos, ganando una popularidad creciente en el mundo moderno.
La filosofía estoica se fundamentaba en la vida moral y ética, guiando al individuo hacia la virtud y la felicidad mediante virtudes como la sabiduría, el coraje, el autocontrol y la aceptación de las circunstancias externas al albedrío.
Los estoicos postularon que la única forma de lograr la felicidad, el florecimiento (eudaimonía) y la serenidad interior (ataraxia) era a través de la práctica de la virtud (areté) y la aplicación de la razón para gestionar las emociones «negativas» (pasiones) y las respuestas a las situaciones externas. La virtud se consideraba la clave para la vida feliz, y defendieron que esta virtud era una combinación de sabiduría práctica o prudencia, justicia, coraje o fortaleza y templanza o disciplina/autocontrol.